El 11 de julio de cada año, se celebra oficialmente el Día del Docente Universitario, ello a través de la Resolución N° 234-2009-ANR, de la Asamblea Nacional de Rectores, publicada el 05 de marzo del 2009.
El texto de la norma indica que esta celebración viene efectuándose por tradición en las universidades, sintiéndose la necesidad de que sea instituida oficialmente, reconociendo a los maestros universitarios de toda la nación.
La institución oficial de esta significativa fecha se realiza en mérito a la importante labor y función social que realizan los catedráticos universitarios, no solo en la formación de los futuros profesionales, sino también en la construcción del desarrollo del país.
Hace más de dos mil años, nació un niño muy especial que al crecer se convirtió en el hombre más grande de todos los tiempos. En aquella época no había aviones ni automóviles; tampoco existían las computadoras, la televisión ni Internet.
Al niño lo llamaron Jesús, y llegó a ser el hombre más sabio que haya vivido en la Tierra. También fue el mejor maestro, pues explicaba las cosas difíciles de modo que fuera fácil entenderlas.
El maestro tiene un gran valor, es una figura positiva de mucho relieve. Ante todo y sobre todo es Cristo quien nos enseña cómo ser verdaderos maestros. El camino auténtico del verdadero ministerio de la enseñanza, del verdadero magisterio, es el del servicio y de la entrega.
Hoy en nuestro tiempo, creo que el gran desafío, es estar dispuesto a salir de la zona de “comodidad” de cada uno, donde cada uno siente que ya tiene logrado un conocimiento, y estar “abierto” a nuevos conocimientos.
No cabe la menor duda que hacer las cosas de forma diferente a como lo hemos estado haciendo durante mucho tiempo supone un esfuerzo. Los tiempos han cambiado y hay que dar paso a las metodologías docentes activas para mejorar el proceso de aprendizaje de nuestros alumnos.
En la implantación de estas nuevas metodologías, el proceso de evaluación pasa a jugar un papel muy importante: ya no solo evaluamos conocimientos, evaluamos también competencias; y el fin de la evaluación no es el de “clasificar” a nuestros alumnos sino, el de guiarles en el aprendizaje, medir su evolución y sobre todo enseñarles a “aprender a aprender” apoyándonos en los procesos de autoevaluación y coevaluación (no sólo por las cuestiones académicas). La empatía es fundamental para educar.
Los docentes hemos de generar climas emocionales positivos que faciliten el aprendizaje y la seguridad de los alumnos. Para ello hemos de mostrarles respeto, escucharles e interesarnos en su comprensión.
Un aspecto relevante en la educación actual es que la neurociencia ha demostrado la importancia de hacer del aprendizaje una experiencia positiva y agradable. Sabemos que estados emocionales negativos como el miedo o la ansiedad, dificultan el proceso de aprendizaje de nuestros alumnos. Pero, en la práctica cotidiana, han predominado los contenidos académicos abstractos, descontextualizados e irrelevantes que dificultan la atención sostenida, que ya de por sí es difícil de mantener durante más de quince minutos (Jensen, 2004). A los seres humanos nos cuesta reflexionar, pero somos curiosos por naturaleza y es esta curiosidad la que activa las emociones que alimentan la atención y facilitan el aprendizaje.
Los nuevos tiempos requieren nuevas estrategias y los últimos descubrimientos que nos aporta la neurociencia cognitiva, develan que la educación actual requiere una profunda reestructuración que no le impida quedarse desfasada ante la reciente avalancha tecnológica.
Hemos de asumir que la educación no se restringe al aprendizaje, la Universidad y los docentes hemos de preparar a los futuros ciudadanos de un mundo cambiante. Para ello, hemos de erradicar la enseñanza centrada en la transmisión de una serie de conceptos abstractos y descontextualizados que no tienen ninguna aplicación práctica. Nuestros alumnos han de aprender a aprender y la Universidad ha de facilitar la adquisición de una serie de habilidades útiles que permitan resolver los problemas que nos plantee la vida cotidiana: un aprendizaje para la vida. Y para ello se requiere inteligencia principalmente socioemocional.
El aprendizaje se optimiza cuando el alumno es un protagonista activo del mismo, es decir, se aprende actuando. Y esto se facilita cuando es una actividad placentera y se da en un clima emocional positivo. Nuestro cerebro nos permite mejorar y aprender a ser creativos y es por todo ello que la neuroeducación resulta imprescindible.
Debemos formar generaciones que nos ayuden a construir un mundo cada vez más competente y más humano, escucha empática no es la escucha de las palabras, sino la escucha de los sentimientos.
Del estudio, análisis y reflexión de expertos en diferentes foros, grupos de trabajo y redes universitarias surge un nuevo método de enseñanza-aprendizaje a implementar en el nivel de enseñanza superior y que está basado en la adquisición de nuevas competencias, destrezas y habilidades. Se trata de promover el desarrollo autónomo del estudiante para que sea capaz de adquirir y actualizar conocimientos, destrezas y competencias a lo largo de su vida (lo que se conoce con el término de Life Long Learning) y en múltiples contextos de aprendizaje, formales y no formales, que contribuyan a su futuro desarrollo profesional y personal. En efecto, la sociedad del conocimiento en la que vivimos, y en concreto, la evolución del mercado laboral actual ha llevado a reconocer que las enseñanzas que los alumnos universitarios requieren para poder desarrollar su profesión y generar oportunidades de empleo, están vinculadas no sólo al “Saber”, sino también al “Saber Hacer” y al “Saber Ser y Estar”
Y ello plantea un gran desafío a todos los actores involucrados en el ámbito de la educación superior, en particular a los docentes, quienes han visto alterado su tradicional papel de “transmisor” de conocimientos hacia un nuevo rol de “facilitador” de conocimientos, recursos y herramientas de aprendizaje. Además, se le asigna una nueva función de guía y orientador académico y profesional de sus alumnos, para lo cual debe acercarse a tener el siguiente perfil.
Perfil del Docente de la UCSM
ÁREAS | CAPACIDADES Y VALORES |
Humanismo y Cultura | El docente santamariano tiene una concepción humanista, que coloca al hombre en un lugar central dentro de su quehacer académico. Esto implica, que en el desarrollo de su ciencia, busca servir a la comunidad, especialmente a los sectores menos favorecidos económicamente. Así, los productos científicos se constituyen en un servicio hacia la comunidad y al hombre. Sus actividades de extensión las orienta hacia todos los grupos sociales especialmente las comunidades menos favorecidas. Además es capaz, por su riqueza cultural, de comprender los diversos fenómenos sociales y manifestaciones culturales. Desde una perspectiva global, tiene una mentalidad inclusiva que integra los valores de tolerancia, comprensión, y solidaridad, ante la diversidad. |
Especialidad | Nuestro docente es un profesional que ha perfeccionado su carrera, profundizando sus conocimientos a través de la actualización de los mismos y adquiriendo experiencias en el ámbito laboral. Es graduado en eventos académicos de postgrado que incluyen la maestría, el doctorado, diplomados, y otros eventos de especialidad. Su carrera lo orienta no sólo a la resolución de problemas prácticos a nivel profesional, sino que como académico es capaz de generar conocimiento científico de calidad. |
Investigación | El docente santamariano está capacitado para formular líneas de investigación, elaborar proyectos y ejecutar investigaciones con ayuda de recursos metodológicos para investigar científicamente la realidad circundante y el cuerpo de conocimientos propios de su profesión y carreras afines. Del mismo modo, utiliza recursos digitales para la búsqueda de información académica útil, tanto para el desarrollo de su especialidad así como recurso didáctico aplicado a los estudiantes; familiarizando a los mismos y motivándolos hacia la generación del conocimiento, de acuerdo a parámetros de calidad y formatos internacionales. Además, publica sus productos en revistas indizadas. |
Gestión del conocimiento | En el manejo de materiales académicos, el docente ejercita permanentemente las capacidades fundamentales de: análisis crítico, pensamiento creativo, toma de decisiones, y resolución de problemas. El docente no se limita a la comprensión de documentos o fenómenos, sino que utiliza las destrezas de: leer (con comprensión y crítica), pensar (con coherencia lógica), hablar (con organicidad y dicción expresiva) y escribir (con buena redacción y ortografía). Además utiliza los recursos de la tecnología de información y comunicación, y el aprendizaje de idiomas que le permita una participación activa en el mundo académico. Es diestro en presentar ideas innovadoras y creativas y llevarlas a la práctica, utilizando recursos intelectuales y técnicos (bases de datos) y motivando a sus estudiantes, a seguir este modelo de gestión del conocimiento. Conoce la importancia de transformar la información en conocimiento. Esto implica, procesamiento y presentación de ideas y productos novedosos. |
Liderazgo y compromiso social | A partir de su concepción humanista, el docente tiene una sólida relación con la comunidad. Sabe que su conocimiento científico y académico es una fuente de desarrollo social. Está comprometido con su comunidad inmediata desde una perspectiva global. Plantea soluciones a partir de evidencias empíricas. Tiene una actitud de cambio y de perfeccionamiento. Actualiza sus conocimientos constantemente. El maestro santamariano, es consciente de que se constituye en un modelo a seguir por sus estudiantes; de esta manera lidera el vínculo entre, ciencia, universidad, y sociedad. |
Docencia Estratégica | Es una persona que tiene la capacidad de reflexionar acerca de su quehacer en el proceso de aprendizaje – enseñanza, y de orientar (y reorientar) intencionalmente su comportamiento hacia el logro del aprendizaje significativo de los estudiantes. Por consiguiente, está capacitado en planificación de la currícula, estrategias didácticas y evaluación de los aprendizajes. El docente santamariano es capaz de programar sus actividades de aprendizaje ya sea en el sílabo o en el currículo formativo, priorizando el logro de capacidades y valores relacionados con las competencias específicas propias de la carrera y las competencias genéricas de la institución. Además, utiliza técnicas metodológicas y procedimientos participativos contemporáneos, así como recursos didácticos basados en tecnología audiovisual, a través del “aula virtual” que posibiliten la mayor participación e interés de los alumnos, así como el aprendizaje autónomo. Asimismo, es capaz de motivar a los estudiantes hacia el desarrollo de habilidades y destrezas en la resolución de problemas concretos de la profesión, vinculando la teoría con la práctica y la experimentación permanente. |
Comunicación oral y escrita | El docente domina de forma correcta y pertinente el idioma español, de forma oral y escrita. Además de demostrar destreza en el uso de terminología especializada propia de su carrera profesional. Ha obtenido un nivel de comprensión básica de un idioma extranjero, como segunda lengua; especialmente en aspectos propios de su carrera profesional. Mantiene correspondencia con círculos académicos a través de redes sociales especializadas. Difunde sus productos académicos no sólo en eventos especializados propios de su área académica sino que también utiliza medios digitales importantes en la difusión global de sus trabajos. |
Relaciones humanas | Mantiene excelentes relaciones humanas con los estudiantes y sus compañeros de trabajo, creando un ambiente cálido; en base a la cordialidad, comprensión y respeto mutuo. Es empático y con su comportamiento permite elevar la autoestima de cada persona que lo rodea. Sabe convivir con los demás. Gestiona los conflictos, analizándolos constructivamente y fomenta su resolución de forma participativa, respetando la dignidad de las personas. |
“El cambio no vendrá si esperamos a otra persona u otro momento. Nosotros somos los que hemos estado esperando. Somos el cambio que buscamos.” (Barack Obama)
FELIZ DIA DEL DOCENTE UNIVERSITARIO SANTAMARIANO
Dr. César Cáceres Zárate
Vicerrector Académico