En 1961 el Padre William Morris Christy, fundó la primera Universidad privada fuera de Lima y decidió que llevara el nombre de la mujer que transformó la historia en el mundo por concebir al hijo de Dios y ser un modelo de perseverancia y entrega.
Han pasado 56 años y hoy la presencia de las mujeres en la comunidad Santamariana alcanza a nivel de la población de estudiantes de pre grado el 50.1%, mientras que en la Escuela de Post Grado el 59.5% de alumnas que cursan una maestría o doctorado. Asimismo, el 69.8% de estudiantes de segundas especialidades también pertenecen a este género.
En el campo de la docencia 34.7% profesionales dedicados a la cátedra son mujeres y en el área administrativa de los más de 300 trabajadores, el 66.4% son de sexo femenino, el denominador común que mueve a estas personas es el compromiso con sus estudios, el brindar una formación profesional de calidad y elevar a diario a la eficacia del servicio que ofrecen a la comunidad.
Una visión distinta de ser mujer
Entre la población marianista encontramos a la académica Dra. Edith Chávez Oblitas, a Joshelin Paredes Zavala, investigadora, a Mónica Zapata Ayala, egresada y a la señora Rina Llerena Cervantes, ¿Qué tienen en común estas damas en la Universidad Católica de Santa María?. A lo largo de su carrera y en su vida las cuatro mujeres se plantearon una visión distinta de cómo desarrollarse en un mundo laboral y académico competitivo, donde la presencia femenina era menor y lograr un espacio para destacar, se volvió un camino dedicado al servicio y a la búsqueda de la excelencia desde su quehacer diario.
Abriendo caminos.- La doctora en odontología Edith Chávez Oblitas, fue la primera mujer en su facultad en lograr un cargo ejecutivo dentro de esta unidad académica, y así dirigir un equipo humano al servicio de la comunidad arequipeña, nos relata que asumió la sub dirección de la clínica Odontológica, con mucha expectativa y fue ahí que al ver el trabajo que a diario realiza el equipo de profesionales y alumnos, entendió que la docencia es apostolado dedicado al servicio y a la formación.
Lleva 36 años de servicio como docente, fue parte de la primera promoción de la facultad y hoy es directora de la Escuela Profesional donde se formó, considera que quien ejerce esta profesión tiene parte de artista, porque no solo moldea sonrisas, sino también el alma de una persona, debido que al trabajar en parte de su rostro, devuelven su autoestima y contribuye con la salud del paciente.
A sus 28 años la Magister, Joshelin Paredes Zavala, ha visitado tres continentes mostrando su trabajo como investigadora de la Universidad Católica Santa María y es parte de un equipo global que impulsa el Banco Mundial para preservar y optimizar el uso del recurso hídrico en el planeta, también desarrolló un proyecto para mejorar la calidad de vida de nuestra comunidad y la de Arequipa, su trabajo permitirá que la casa superior de estudios cuente muy pronto con una planta de tratamiento de aguas residuales. Ejerce actualmente la docencia en la Escuela profesional de Ingeniería Biotecnológica.
Nos explica que la condición de mujer no debe ser un impedimento para desarrollarse en el campo de la investigación y si bien hoy a nivel de la comunidad científica en Arequipa y el Perú, la presencia de profesionales dedicadas a desarrollar trabajos que permiten ser la base de nuevas tecnologías aun es menor respecto a la población de varones, considera que es necesario que las instituciones también brinden espacios y condiciones para lograr que dicha realidad pueda revertirse.
Joshelin Paredes, junto a un equipo de investigadores de la Universidad Católica de Santa María, desarrolla un proyecto para analizar las condiciones y oportunidades de las mujeres científicas en el Perú y cuáles son los principales problemas que afrontan. Según el Primer Censo Nacional de Investigación y Desarrollo realizado en el Perú, por cada investigadora hay 2.1 investigadores varones, cifra muy por debajo de lo observado en algunos países de América Latina y el Caribe, como Bolivia, Argentina y Venezuela, donde la participación de las mujeres supera el 50% del total de investigadores. En el Perú la cifra es del 30%.
La excelencia, un estilo de vida.- A sus 22 años Mónica Zapata Ayala, logró alcanzar la excelencia académica de la Escuela Profesional de Psicología, la cual es la única acreditada de la casa Marianista, para ella este logro es una reafirmación al estilo de vida que se planteó cuando inició su formación académica.
“La psicología permite entender el pensamiento y comportamiento de la persona, para lograr este proceso se requiere ver al paciente y tratarlo con humanidad, en la Universidad Católica de Santa María, me formé para desarrollar este tipo de atención y además me permitió darme cuenta que el camino a la excelencia está basado en el servicio, porque cuando uno quiere dar lo mejor de sí a los demás, debe estar preparado en todos los aspectos de su formación como profesional”, indicó.
Gestos y calidad en el servicio.- Rina Llerena Cervantes, lleva laborando en la Universidad Católica de Santa María 36 años como secretaria, empezó en la Secretaria General de la casa santamariana, luego pasó al Vicerrectorado Académico y hoy trabaja en el Vicerrectorado Administrativo, siempre ha tenido contacto con alumnos, docentes, padres de familia y personal que trabaja en la institución. Parte de su formación dentro de la carrera administrativa la aprendió del fundador de la universidad. El recordado Padre William Morris Christy.
“En mis inicios en mi trabajo administrativo recuerdo que el padre Morris siempre nos decía que aprendamos a tratar con respeto y amabilidad a las personas y que nuestro trabajo era muy importante porque cada uno de nosotros somos parte de un equipo que permite que la universidad avance, como mujer me siento orgullosa de todo lo que logré creo que es imprescindible cultivar valores como la solidaridad, tolerancia y el respeto y además, estar comprometido con lo que uno hace”, indicó.