Durante la primera jornada del Hay Joven en la Universidad Católica de Santa María, el filósofo y sacerdote Pablo D’Ors convirtió su exposición sobre la Trilogía del Silencio, en un taller de meditación, donde los participantes aprendieron a concentrarse y buscar un equilibrio entre su cuerpo y su mente a través de una adecuada postura y el centrarse en su propia persona, como punto de partida para reflexionar sobre su vida, y lo que buscan encaminar en ella.
El filósofo y teólogo Pablo D’Ors, señaló que la clave de la meditación, es centrarse en uno mismo, de esta forma rompió el mito que para realizar esta práctica se debe poner la mente en blanco, para el autor de la obra “Biografía del Silencio”, las personas deben pensar en ellos mismos y sus actos, por tanto no deben alejarse de sus pensamientos porque son seres vivos que existen y tienen un presente, y a partir de ello deben buscar un equilibro.
En su exposición que duró una hora con 15 minutos, el filósofo señaló que Pablo D’Ors propuso a los asistentes aplicar “una pedagogía de la resta”, debido a que cuando la persona llega a su madurez es fundamental “quitar cosas porque la identidad no es una conquista, es un descubrimiento”. Asimismo, planteó un reto a los presentes, el atreverse todos los días a estar en silencio y así tomarse una pausa diaria en vida que les permita reflexionar.
Respirar es sinónimo de dar y recibir
El taller de meditación también estuvo conducido por Olga Cebrián, integrante del equipo de “Los Amigos del Desierto”, organización laica, fundada por el sacerdote Pablo D’Ors, la especialista en meditación, de manera muy sencilla y práctica, explicó a los asistentes de los inmensos beneficios que trae a la persona la meditación en el silencio, con diversas técnicas, sobre las que prevalecía la concentración en la propia respiración.
“La respiración es un ritmo biológico doble: inspirar y espirar. Vivimos solo espirando, dando solo vertidos hacia fuera; pero también necesitamos inspirar, acoger, callar para recibir lo que se nos ofrece, este el camino a sentirnos vivos”, expresó
Tanto Olga Cebrián y Pablo D’Ors, coincidieron en señalar que la vida no es perfecta y la meditación tampoco, pero basta que estemos vivos y despiertos y que utilicemos el silencio como un instrumento para crecer a través de la reflexión.